Vestigios

18/01/2041. 9:45 am (Hora Baikonur).

No va a ser tan fácil llegar hasta la señal de origen nuclear. Estamos a apenas trescientos metros, nos hemos encontrado con puertas cerradas y paredes colapsadas por las que podemos ver el espacio exterior.

Hace mucho tiempo que la estación debe estar abandonada, aunque hemos encontrado señales de que en un tiempo hubo alguien aquí. Los vestigios de un cultura futura.

Seguimos las pistas de lo que pudo pasar en un pasado que es futuro desde donde venimos.

9:52 am. Trataremos de no salir de la estación salvo que sea estrictamente necesario. Ya es peligroso flotar entre las ruinas de una estructura abandonada y no nos aventuraremos a salir al exterior.

9:55 am. Hasta ahora solo hemos seguido el único camino posible, atravesando puertas abiertas o derruidas y, en ocasiones, paredes en mal estado, vencidas por el paso del tiempo. Nos encontramos ante nuestra primera encrucijada, un pasillo en dirección a la señal nuclear y una puerta en la dirección contraria. Miro a los ojos de Debbie. Ten cuidado, Gerald. Avísame si ves algo de interés. Comprobamos que nuestras reservas de oxigeno son extensas todavía y sonrío en dirección Debbie.

9:57 am. La puerta que se abría en dirección contraria a la señal daba a un pequeño pasillo rodeado por varias puertas. Dos de ellas están practicables. He decidido atravesar la de mi derecha.

9:58 am. Una gran bola metálica flota en el centro de la estancia, hay una abertura en el fuselaje, desde donde se puede apreciar la negrura del espacio. Me acerco a observar de cerca el objeto, parece algún tipo de consola, puedo identificar algunos mandos y lo que parecen botones tallados en la propia estructura. Hay símbolos, pero no me recuerdan a nada que haya visto antes.

9:59 am. Parece que el pasillo va en linea recta hacía la señal de origen nuclear, Gerald. “Ve con cuidado”.

10:01 am. Me introduzco por la abertura de la otra puerta abierta. La estancia es más grande y está íntegra. En las paredes hay una serie de habitáculos, me recuerdan a los hoteles cápsula japoneses, aunque las cápsulas de las paredes son amplias y de diferentes tamaños. Lo que quiera que hubiese dentro de esos espacios hace tiempo que se desintegro o desapareció. Veo partículas de tejido flotando en el interior de uno de los habitáculos y decido coger unas muestras.

10:07 am. Gerald, creo que he encontrado un paso hacía la señal, pero deberías de ver esto antes. Sigue mis instrucciones.

10:09 am. Antes de salir de la sala dormitorio, saco una foto a una de las paredes que contiene algunos símbolos, quizá una advertencia o un mapa de evacuación. Es la prueba viva de que en el futuro bien nosotros o quien quiera que sea, tuvo un lenguaje diferente.

10.14 am. Sigo las instrucciones de Debbie sin demorarme en otras puertas. La sensación de abandono empieza a ser agobiante. Nunca me ha importado estar solo, pero la ausencia total de presencia humana es un sentimiento con el que nunca había tenido que lidiar.

10:17 am. Llego hasta la última posición de Debbie. Estoy aquí, Gerald. En la puerta que tienes a tu derecha.

10:18 am. Una gran sala abovedada. El cristal que protege la sala del exterior sigue aguantando, debe ser de algún material especial. Me pregunto por qué no lo habrán usado para el resto de la estación.

10:19 am. Hay aparatos extraños sujetos a las paredes, me recuerdan vagamente a máquinas parecidas a las de nuestros gimnasios. En su momento parece ser que esta estancia debía tener una especie de gravedad o sistema magnético que permitiese a sus habitantes caminar por cualquiera de las paredes de la gran esfera.

10:20 am. Mira, Gerald. Debbie señala un objeto que flota a pocos metros de nosotros, y por primera vez reconozco algo familiar: una toalla. Esta rígida por el frío, y no puedo apreciar su tacto con los guantes, pero no hay duda de que es una toalla. Hay una insignia grabada en su superficie. No la reconozco, por supuesto. Es la única pista que nos indica que por lo menos alguien de la estación tuvo que escapar con prisa.

10:22 am. Nos dirigimos hacia el origen de la señal. Hemos salido de la bóveda-gimnasio y hay una puerta que parece llevarnos directamente al lugar. Activamos la protección de radiación extra de los trajes.

10:23 am. Es una sala pequeña. En las paredes hay una especie de estantes metálicos de superficie muy pulida. En algunos hay unos cajones que reaccionan cuando tiramos de ellos. Llevan ruedas pero no soy capaz de apreciar los raíles.

10:24 am. La señal procede de aquí. Debbie señala uno de esos extraños cajones. Nos miramos. Esto es a por lo que hemos venido. Tiro con suavidad del cajón.

10:25 am. Es junto con la toalla el objeto más reconocible que hemos visto. Un pequeño cilindro de unos treinta centímetros y que parece acero inoxidable ordinario. El material no es parecido al que conforma los estantes y no parece deteriorado en absoluto. Junto al cilindro hay un maletín, muy parecido al que se utiliza en nuestro mundo para almacenar objetos peligrosos. La señal procede del maletín, Gerald.

10:26 am. ¡Son baterías! Genuinas y reconocibles. Son tan similares a las de nuestro mundo que casi nos extraña verlas ahí. Hay unos papeles, Gerald. En efecto hay una serie de documentos envueltos en una pátina protectora, aunque lo que protegen parece papel normal y corriente. Sin embargo los signos que aparecen en los papeles son irreconocibles, aunque puedo detectar un vago sentido en su ordenación. También hay diagramas. Aunque ninguno tiene sentido para mí.

10:29 am. ¿Qué puede ser, Gerald. Tienes alguna idea? “No por el momento, pero no tiene pinta de que nos de alguna pista sobre el paradero de Troy”.

10:31 am. Debbie hace un barrido rápido y no hay más señales de ningún tipo en los alrededores. Decidimos que ha llegado el momento de volver a la nave. Guardo los papeles en el maletín e introduzco el cilindro en uno de los bolsillos de muestras de mi traje.

10:34 am. Volvamos a la nave, Gerald.

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